lunes, 4 de junio de 2012

Tinuwel en Lectura directa

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Opinión personal

Con Ángeles Ibirika siempre me cuesta muchísimo pasar a palabras todo lo que su libro me ha hecho sentir… es como que me deja muda o me veo incapaz de intentar describir sentimientos tal y como ella hace. Me ha dejado sin aliento… literalmente. Creo que respiré con normalidad cuando pasé la última página. Hasta entonces estuve con el aliento contenido, por el asombro, por el desconsuelo, por el amor, por la pasión, por el dolor y por la esperanza.

Ian lo sabe todo sobre el amor y lo aplica a su conveniencia. Por eso es un autor de éxito escribiendo novelas románticas. Sabe que ese amor que él describe en sus libros no existe en realidad. Que la vida te obliga a ser mucho más práctico en tus relaciones. Y entonces la conoce a ella, a Elizabeth, que le devuelve la inspiración perdida con solo su presencia en un sendero.
Pero ya era tarde para disimulos. Para entonces, Ian ya había comprendido el origen de su conversación atropellada y de sus silencios, de sus disimuladas miradas y de sus ojos huidizos, de sus sonrojos. Solía ser más rápido en diferenciar la admiración que causaba el escritor del deseo puramente carnal que provocaba el hombre. Pero las circunstancias en las que la había conocido fueron tan desconcertantes como lo era ella misma y eso había bloqueado su parte seductora y canalla, que ahora despertaba. Esa parte que disfrutaba ante el desafío de conseguir a cualquier mujer que le apeteciera y gozaba de cada segundo de refinado cortejo con el que iba deshaciendo las defensas femeninas, aun cuando la presa escogida se le resistiera hasta el último momento. Porque, si la culminación de llevarse a la cama a la mujer codiciada era grandiosa, saborear ese placer de la anticipación mientras iba ganándosela con sutileza era algo que excitaba sus sentidos.
Tratar de describir la relación entre los protagonistas no merece la pena, es mejor leer la novela, yo me quedaría demasiado corta. Pero sí puedo ayudaros contando que tendrás el corazón en un puño durante sus 478 páginas, que sonreirás como una boba/o y llorarás como si tú fueras la protagonista de esta novela. Y cuando te seques las lágrimas querrás volver a empezar…
La historia de amor de esta novela pasa por tantas y tan diferentes fases que creo que abarca todo el abanico de posibilidades en una relación: amor a primera vista, pasión, deseo, celos, sospechas, odio, dolor, soledad, tensión, secretos, verdades, y amor verdadero. Así que imaginaros cómo va a estar vuestro pobre corazón mientras leéis esto y vais pasando de un sentimiento a otro según se avanza.
No oyó el leve entrechocar con el que las dos hojas de madera se unieron y encajaron en el centro. No oyó los pasos acercarse con lentitud. Supo que estaba allí cuando sintió su cuerpo tenso arrimado a su espalda, su cálido aliento rozándole la nuca. Supo que era él antes de que su voz aterciopelada le susurrara ronca:

—Te he echado de menos.
Un estremecimiento la recorrió por dentro; un placer deseado y a la vez temido.
El mismo turbador placer que lo dejó a él desprotegido ante sus propios y arrolladores sentimientos.
—No te muevas —suplicó, inmovilizándola con apenas un roce al sentir que iba a volverse—. No he venido a discutir —aseguró, sin sospechar que esa frase, destinada a tranquilizarla, aumentaría su alarma—. Lo hemos hecho tantas veces, que estoy cansado hasta de batallar conmigo mismo.
Y lo que me ha encantado es que esta historia de amor la veremos a través de los ojos, y el corazón, de Ian. Me encanta que los narradores sean ellos, hacen el punto de vista mucho más original y, desde luego, más interesante. Ver cómo a Ian se le va desgarrando el corazón o cómo se le cura con solo un vistazo de Elizabeth os aseguro que merece la pena.
Los demás protagonistas, Audrey, Edgar, Jennifer y Stephen conforman el perfecto acompañamiento a nuestros principales protagonistas. Y luego está esa cualidad que tiene Ángeles de hacer que ninguno de sus personajes sea malo. No puedes odiar a ninguno. Todos tienes una parte de razón, una parte de derecho a la felicidad. Y así añadimos más emoción a la emoción. Porque no tienes la opción de posicionarte a favor de unos y en contra de otros. Aquí estás de parte de todos, y sufres y ríes como todos ellos.
—Me resultaba sencillo inventar historias románticas cuando presumía de saberlo todo sobre el amor. —Miró hacia el automóvil detenido a su derecha y a los dos jóvenes que aprovechaban la pausa del semáforo para besarse—. Ahora, cuando descubro lo que de verdad supone perder la cabeza por alguien, cuando haría cualquier cosa por conseguir a la mujer a la que amo, ya no puedo escribir sobre ello. —La luz roja cambió a verde. El Chevrolet se puso en marcha y el coche de la pareja también. Ian volvió la vista al frente—. El amor destruye, Edgar: lo ha hecho conmigo.
He leído dos de sus tres novelas publicadas (ya tengo Entre sueños en casa…) pero solo necesitó una para conquistarme totalmente y para transformarse en una de mis autoras favoritas, y no solo nacionales. Gracias de nuevo Ángeles, no nos hagas esperar mucho para la siguiente…
10. Absolutamente imprescindible.