domingo, 27 de mayo de 2012

Judit en su blog Las hojas del desván

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Opinión personal:

Desde que me enteré que Ángeles Ibirika iba a sacar un nuevo libro, que estaba deseando poder tenerlo en mis manos y leerlo. De ella, solamente he podido leerme el de Entre sueños pese que tengo el de Antes y después de odiarte en mi estantería pendiente por leer. Por falta de tiempo no he podido hacerlo, pero el de Donde siempre es Otoño no podía hacerle esperar. Tanto tiempo viendo imágenes, comentarios, pequeños diálogos o pensamientos de Ian me han hecho ansiar tenerlo y leerlo. Así que, en cuanto salió a la venta, fui a hacerme con él y empecé a leerlo. Pese a mi poco tiempo libre que tengo últimamente, cabe decir que devoré el libro, en menos de tres días lo tuve terminado. El problema ha estado en que, hasta ahora, no me ha sido posible ponerme a escribir esto.

Tal y como ya esperaba cuando empecé a leerlo, la historia me ha encantado, me ha enamorado. Cabe decir que me parece muy original que el protagonista de la novela sea Ian. Normalmente, las novelas románticas a las que estoy acostumbrada, quien narra la historia, o gran parte de ella, es la mujer y, en este caso, es todo lo contrario. Casi toda la historia es desde el punto de vista de Ian y, de vez en cuando, se da también la visión de Elizabeth.

Los personajes creados por Ángeles realmente te cautivan desde el primer momento. En cuanto Ian empieza a sentir esa inevitable atracción hacia la chica del lago, es imposible no querer saber quién es ella, intentar acercarte y descubrir más sobre su historia, sobre lo que puede esconder. Y esta intriga sigue a lo largo de todo el libro. Elizabeth es una mujer que poco a poco va mostrando algunos aspectos de ella, pero siempre reservando todo lo demás. Eso hace que no puedas dejar la lectura, que tengas la necesidad de seguir leyendo para conseguir descubrir lo que finalmente tanto Ian como el lector tanto ansiábamos.

A partir de ahí, la gran historia de amor que se crea entre los dos personajes es preciosa. Quizás, en un primer momento pueda parecer la típica historia de amor imposible, pero no es para nada así. Es una historia que esconde un montón de sentimientos, de dolor por ambas partes, de secretos, de mentiras...

Cuando finalizas la historia, es imposible no creer en el amor. La manera en que los protagonistas sienten el amor entre ellos, en como lo demuestran, en todos los sentimientos que se explican... Como lector los vives directamente, sintiéndolos todos como si fueran tuyos y solamente tienes ganas de amar tan desesperadamente como lo hacen los protagonistas, de sentir esa gran necesidad de ver a la otra persona, de tocarla, de sentirla... Por tanto, de volver a creer en el amor por encima de todo, de ver que realmente es algo que existe y que todos tenemos una media naranja esperándonos.

Ahora que he terminado este libro, todavía me han entrado muchísimas ganas de leer Antes y después de odiarte así que en cuanto termine todos los trabajos y otras cosas de la Universidad, será el libro que leeré.