miércoles, 23 de mayo de 2012

Marie April en Kiss a book

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La autora de Entre sueños y Antes y después de odiarte vuelve a sorprendernos. La fuerza de las emociones en cada página y la indudable calidad narrativa hacen de Donde siempre es otoño un libro imprescindible.

Donde siempre es otoño

Traición, sombras, pasión y política se aúnan en una novela inolvidable en la que un instante puede cambiar toda una vida.
Como cada otoño, Ian O´Connell, afamado escritor de novelas de amor, se aísla en su apartado refugio de Crystal Lake para escribir su nuevo éxito. En su desesperada búsqueda de la inspiración que por primera vez le ha abandonado, encontrará a Elizabeth Salaya. En ese entorno idílico, mientras la va convirtiendo en la protagonista de su novela, el amor comenzará a entretejerse entre los dos sin que él sea consciente. Un amor que nunca creyó que existiera más allá de los libros, y que, junto al gran secreto que esconde Elizabeth y por el que intentará alejarlo de su lado, le harán dudar de todo lo que hasta entonces había creído firmemente. En la hirviente Manhattan, envuelta en el ardor de los candidatos en plena carrera hacia la Casa Blanca, los caminos de Ian y Elizabeth volverán a cruzarse.
Pero en medio de intrigas, ambiciones y cadenas de favores que amenazan con tambalear los cimientos de la alta sociedad neoyorquina, será enfrentarse a sus sentimientos y miedos lo que cambie sus vidas para siempre.

Desde que leí el primer libro de Ángeles supe que me convertiría en lectora fiel de sus letras. La magia que hace tan poderosas sus páginas es la emoción, el sentimiento, la ternura que desprende cada palabra. La clave para entender y disfrutar su obra es la sensibilidad, las ganas de vivir el amor, el sufrimiento y la tierna recompensa después de él. La siempre hermosa forma de sus historias es un verdadero deleite para el lector.

Ian O´Connell podría parecer un protagonista arriesgado en una novela romántica: es infiel. Hay que ir más allá si uno está dispuesto a conocerle y valorar cada paso que da, cada decisión, cada mirada y cada uno de los sentimientos que se encienden en su interior cuando Elizabeth entra en su vida para adueñarse totalmente de ella. Elizabeth se volverá importante, imprescindible, esencial para su mundo. Hay una palabra para su sufrimiento: amor. El mismo amor al que él rinde homenaje en sus libros, porque Ian es un exitoso escritor de novela romántica que, buscando inspiración en el hermoso Crystal Lake, se dará de bruces con la realidad cuando encuentre lo que no creía anhelar, lo que su corazón necesitaba para ser feliz.

Como pasaba en Antes y después de odiarte, el personaje masculino adquiere más protagonismo que ninguno. Elizabeth es el centro de toda la vorágine de emociones que él siente, pero no nos acercamos a ella como lo hacemos con Ian y, aunque sentimos a flor de piel cada encuentro entre ellos, es de él de quien veremos esa explosión de emociones que hace del libro una auténtica maravilla para los sentidos.

Ángeles nos regala, una vez más, protagonistas que sienten y padecen de principio a fin en una historia de amor sensible y apasionada, enmarcada en una trama política que suma suspense a la narración. Los personajes secundarios están tan bien perfilados como los protagonistas, dejando, aún así, que sean Elizabeth y sobre todo Ian quienes definen la historia.

He saboreado este libro sabiendo que encontraría esa intensidad narrativa de Ángeles que ya se me hace tan familiar, la misma que permite que el eco de las emociones en sus libros me dure tanto como para recordar siempre sus historias con cariño y admiración.

No dejéis de leerlo.