martes, 22 de mayo de 2012

Patri en el blog Historias susurradas


Reseña sin spoilers
Su primera novela fue un descubrimiento, la segunda me impactó y, en esta última, aún sigo sin encontrar las palabras adecuadas. Ángeles Ibirika, una de mis escritoras españolas favoritas, no deja de superarse y sorprenderme. Contribuye a ello su particular estilo, cuyas historias siempre giran en torno al protagonista masculino y, además, reflejan una personalidad que muchas veces echo en falta en RA. En sus novelas, además de romper con los patrones típicos y alejarse de los clichés, podemos encontrar sentimientos y emociones de principio a fin. Para mí, precisamente es ésta es su gran virtud, la sensibilidad que desprende su narrativa, logrando transmitir sentimientos con gran intensidad y acercándonos a los personajes como si verdaderamente estuvieramos en su piel.

En este caso, en la piel de Ian O' Connell. Lejos de ser el típico héroe masculino, se presenta como un aclamado escritor de novelas. Él, un canalla seductor y un cínico nato, descubrirá de forma desgarradora el significado y la fuerza del amor, cómo un instante puede cambiarle la vida y hacer tambalear todas sus creencias al respecto.
"Había desplegado sus mejores armas para seducirla y ahora tenía la amarga sensación de que el seducido había sido él" 
Ella es Elizabeth, su inspiración y la protagonista de su última novela. La misteriosa mujer que recorre los senderos de Crystal Lake y quien le hará cambiar de opinión, convirtiéndole en uno de sus personajes enamorados.
"El amor de las novelas no existe en la vida real. Y es una suerte que sea así. - Volvió la cabeza y la miró por encima del hombro -. ¿Imaginas lo que ocurriría si amaras a alguien con tanta fuerza que no pudieras respirar sin tenerlo al lado y que contaras cada segundo que te quedara para verlo? !Dios, no! Te devoraría la angustia. - Se sujetó el pelo al inclinarse para alcanzar los zapatos, que habían quedado medio cubiertos por la colcha-. El amor arrebatado que puede con todo sólo existe en las historias inventadas. Por eso vende tanto."
Se trata de una novela compleja que, llena de sorpresas y giros inesperados, nos hará sufrir tanto por los protagonistas como por la falta de comprensión. Los detalles se irán desvelando de forma progresiva hasta el broche final: inmejorable, sublíme y trepidante.

Por primera vez la autora traspasa fronteras. En "Donde siempre es Otoño" nos desplaza hasta Manhattan, escenario donde se desarrollará una trama paralela que atiende a entresijos políticos, concretamente  la lucha de los candidatos por llegar a Casa Blanca. Por otra parte, los personajes secundarios tampoco dejan indiferentes.

"Ian la estrechó con más fuerza, protector y tierno, confuso como jamás en su vida había estado, empapado de lluvia y emociones, incapaz de explicarse toda esa locura y aun así deseando que no terminara nunca"

Decir que me ha encantado es poco. Si bien sigue siendo fiel a su estilo, en mi opinión Ángeles Ibirika se ha superado una vez más. He encontrado una novela muy cuidada en cuanto a detalles y estructura e incluso se ha arriesgado con un perfil de protagonista masculino que podría haber provocado antipatía y rechazo. Si sigue avanzando y creciendo así, ¡miedo me da lo que pueda encontrarme en su próxima novela! Que por cierto, espero que sea pronto.

Consciente de que no lograré hacer justicia al libro, me gustaría finalizar esta reseña con unas palabras de Ángeles Ibirika: <<Yo siempre he escrito con y desde el corazón >> Una declaración que sintetiza muy bien el alma de sus libros, donde cada palabra resulta una caricia, un aliento y un mar de sensaciones para el lector. En definitiva, si habéis leído algo de Ángeles Ibirika, volveréis a encontraros su estilo tan envolvente e íntimo que la caracteriza. Si aún no lo habéis hecho... ¡no sé a qué esperáis!
<<Yo siempre he escrito con y desde el corazón. Lo hago porque me gusta, para vivir la historia mientras le doy forma, sin ceñirme a clichés o a lo que piense que pueden buscan los lectores. Dejo que el corazón, y no el cerebro, me dicte las historias. Eso hace que sean más verdaderas y más vivas. >>