¡ATENCIÓN¡ Contiene spoiler importantes
Como
ya sabéis, la novela contemporánea no es un género que me guste
demasiado, la leo, pero no es una de mis lecturas preferidas. Para que
una novela de este tipo me enganche y consiga que me la lea toda sin
poder abandonar sus páginas, tiene que tener un argumento muy atractivo y
una trama que me enganche desde la primera página.
Pues Dónde Siempre es Otoño, de Ángeles Ibirika, lo ha conseguido.
Ian es un
hombre cínico, pagado de sí mismo, que disfruta de la vida sin compromisos. Un
hombre de mundo, con cultura, un escritor de fama al que no le importa tirarse
a cualquier mujer que se le ponga por delante a pesar de estar prometido y a
pocos días de su boda.
Pero todo
ello cambia cuando, en uno de sus retiros otoñales, mientras se esfuerza por
escribir su próxima novela, conoce a Elisabeth, una misteriosa mujer que le
despierta la inspiración y la curiosidad.
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“Soy un hombre controlado, sí,
pero ardiente, muy ardiente –dejó escapar una suave carcajada-. Y nunca me
muevo por interés, porque cualquier cosa que pueda desear ya la tengo.”
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Cuando
vuelven a encontrarse en Nueva York por mera casualidad, a pesar del recelo de
ella y el inexplicable deseo de él por aquella extraña mujer, ambos acaban
sucumbiendo a la pasión, dando inicio a toda una nueva gama de posibilidades,
arrepentimientos y engaños que los llevarán por caminos paralelos.
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Los
sentimientos de los personajes son desgarradores, él pasa de ser un cínico, a
preguntarse cómo diablos puede vivir sin la mujer amada. Se encuentra entre dos
aguas, por un lado siente cariño por la que se convertirá en su esposa, su
prometida de toda la vida, pero por otro, aquella extraña se ha colado en su
vida, derribando todas sus barreras.
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“Un pequeño extremo de seda azul
asomaba por el borde y lo introdujo con rapidez hasta el fondo. Era suyo, sólo
suyo, y nadie, salvo sus ojos, volvería a contemplarlo jamás”.
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Elisabeth
por su parte se encuentra en un pozo del que no es capaz de salir, se ha
enamorado completamente de Ian en contra de su buen juicio, no puede parar de
pensar en él a pesar de que está casada y de quién es su marido. Su pequeña
aventura la ha puesto en una situación comprometida, si aquello saliera a la
luz sería su fin… el de su marido… Y con todo, es incapaz de pensar en el único
hombre del que realmente se ha enamorado.
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“Y si al fin lograba dormir,
soñaría que estaba entre sus brazos, como soñaba siempre, y que las cosas que
la obligaban a apartarse de él ni existían ni habían existido nunca”.
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El amor odio
que Ian siente por Elisabeth durante todo el libro, poniéndolo continuamente al
borde, obligándolo a pensar por primera vez no sólo en sí mismo y sí en la
gente que lo rodea hace de él un personaje tan real como cualquiera que podrías
encontrarte por la calle.
Es un hombre
con un alma atormentada por sus propias acciones, dividido entre la venganza y
el anhelo, metido en una guerra silenciosa en la que la única cura es aquella
que le provoca heridas.
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Cuando las
mentiras empiezan a descubrirse, las intrigas se vuelven el más desgarrador de
los temores. Los sentimientos de los personajes son en todo momento,
desgarradores, están a flor de piel, haciendo de la historia algo intenso,
logrando que te bebas las páginas una detrás de otra, sin poder parar para
saber que les deparará a continuación a cualquiera de los dos protagonistas.
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Elisabeth,
para mi gusto ha resultado un poco pasiva, demasiado sufrida, pero teniendo en
cuenta el contexto en el se mueve y lo limitada que está, es comprensible y no
deja de resultar realmente conmovedor el amor que le ha despertado Ian.
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La
única
pega que encuentro en esta preciosa novela, es la repetición de la base
utilizada ya en la novela anterior de la autora, y me refiero a la línea
de los dos personajes principales dónde él se debate entre el amor y el
odio, y ella es demasiado sumisa, cargando con culpas que no son
realmente suyas.
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¡Ojo!
Con esto no quiero decir que sea malo, ya que en mi humilde opinión (y
como para gustos hay colores), Dónde Siempre es Otoño le ha dado mil
vueltas a Antes y Después de Odiarte.
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Donde
Siempre
es Otoño es una novela cargada de sentimiento, con las emociones a flor
de piel y un final trepidante y desgarrador que te mantiene el corazón
en un puño. Una historia bien narrada, con la dosis justa de madurez y
acción que
hace de esta una lectura totalmente recomendable.
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Sin duda, la
autora ha dado un paso gigante en su trayectoria desde sus primeros trabajos
hasta este libro, el cual, para mí, ha bordado.