Ya hice el comentario en alguna crítica sobre algún libro
leído que estos eran, a veces, como los buenos menús que nos presentan en un
restaurante: muy buena presentación en los platos y nos quedamos satisfechos
cuando los degustamos. Y esta sensación es la que vuelvo a sentir nada más
terminar de leer Donde siempre es otoño, la tercera novela publicada por
Ángeles Ibirika. Una muy cuidada presentación del mismo donde la ilustración
que decora la sobrecubierta atrae la atención del lector y realmente consigue
que uno se interese por la historia que contiene en sus páginas.
Dicen que un instante puede
cambiarnos la vida. Que un encuentro al que no damos importancia puede
convertirse en el suceso que marque toda nuestra existencia. Dicen que puedes
ser testigo de ese intervalo fugaz y mágico en el que la rueda del destino se
detiene, duda y termina variando la dirección y ocasionando que nada vuelva a
ser igual.
Donde siempre es otoño es una novela que me atrapó en
su lectura desde el primer capítulo y eso que la autora crea en los primeros
compases de la historia un ambiente de misterio. Después me llevaría varias
sorpresas con una serie de acontecimientos inesperados terminando en un final sorprendente.
Busca cualquier excusa para estar lo más cerca de
ella posible. Lo que en un momento fue solo en una atracción física se
convierte ahora en lo que él no cree, en un amor que le lleva a correr una
serie de riesgos con tal de conseguir su objetivo.
Página a página me iba dando cuenta de la calidad de
narración de la misma. Una buena descripción de los acontecimientos y del
entorno en el que se desarrollan así como unos diálogos directos le dan
agilidad al texto. La autora sabe manejar el ritmo de la novela provocando en
el lector los sentimientos que cree debemos expresar en cada pasaje.
Es una novela romántica, sí, pero está aderezada con una
serie de ingredientes que la hacen atractiva. Todo mezclado provoca que nos
interesemos en la trama; intrigas, ambiciones y corrupción política forman un
buen complemento en una historia que se me antoja muy real. No me extraña, por ello, que tenga las buenas
críticas que tiene. Se nota que detrás hay un buen trabajo realizado que dio
como resultado este magnífico producto.
Ian O´Connell es, sin duda, el hilo conductor de la trama.
Es un joven escritor que convierte cada novela suya en un éxito pero que, al
mismo tiempo, se le ve como un ser prepotente, egocéntrico, mujeriego, que
piensa que con mover un dedo todo está a sus pies. No cree en el amor, “el
amor de las novelas no existe en la vida real” pese a ser un escritor de
novelas románticas pero vemos, a lo largo de los capítulos, cómo va cambiando
su concepto del mismo. Ese cambio será debido a su cada vez mayor obsesión por
Elizabeth, con la que volverá a coincidir en Baltimore.
Ian contrae matrimonio con Audrey, la consentida hija de
Howard, un prestigioso abogado que colaboraba con el candidato en la
recaudación de fondos para poder convertirse en el nuevo presidente de la
nación. Una esposa que se va dando cuenta de que su matrimonio es una farsa y
que su pareja la engaña con otra.
Edgar, un fotógrafo felizmente casado con Jennifer, pese a
algún que otro devaneo extraconyugal, es el amigo inseparable del protagonista.
Un complemento perfecto que le aconseja en cada locura que comete pero que
termina ayudándole en todos sus propósitos, incluso en la investigación que el
escritor lleva a cabo para desenmascarar unas irregularidades que está
cometiendo el senador Thompson para financiar su campaña, mediante la creación
de unas empresas fantasmas. Ian verá cómo esa ilegal operación involucra a su
suegro. Este descubrimiento será definitivo para desenmascarar definitivamente
al candidato y hacer tambalear sus aspiraciones.
Ambiciones también representadas por la periodista de la
NBC, Kate Evans, que no duda en hacer todo lo posible para conseguir sus
propósitos, su cuota de poder, para lo que no dudará en formar parte del equipo
que apoya al presidente en su campaña electoral.
Donde siempre es otoño es una novela que me ha
sorprendido gratamente. He de confesar que no soy un asiduo lector de novelas
románticas. Algunas cayeron en mis manos, sí, pero esporádicamente. Me ha
dejado un buen sabor cuando terminé de leerla. Sin duda alguna, la recomiendo y
creo que el que la lea no se arrepentirá por haberlo hecho porque Ángeles
Ibirika ha sabido construir una historia con fundamento, que rezuma a otoño en
cada página que leemos, estación del año a la que siempre encontraremos alguna
referencia, plasmada en algunas ocasiones con un lenguaje cuasi poético, en sus diversas manifestaciones “el otoño
enfermó de invierno cuando ella desapareció”.
La autora:
Título: Donde siempre es Otoño
Autora: Ángeles Ibirika
Editorial: Planeta S. A. (Booket)
Imágenes de la cubierta: Irene Lamprakou/Trevillon Images
Primera edición: mayo de 2012
ISBN: 9788408005094
Nº Páginas: 478